Lechuga

Si las hojas de lechuga que guardas en el frigorífico se han puesto algo mustias, separa las que vayas a servir en ensalada e introdúcelas en un bol con agua bien fría, incluso con algunos cubitos de hielo, a la que incorporaras el zumo de medio limón. Deja en remojo un buen rato y veras como se recuperan.
Cuando se prepara una ensalada, no hay nada peor que dejar la lechuga húmeda después de lavarla. Por eso, si no tienes centrifugadora de ensalada, introduce los trozos de lechuga en una bolsa de tela (sirve una del pan) y sacúdela hasta que la lechuga suelte el agua.
Legumbres 

Para reducir las legumbres a puré, es preferible que utilices el pasapurés o el tamiz. Evita triturarlas con la batidora porque el almidón que contiene en abundancia las vuelve pegajosas.
A veces se añade bicarbonato en el agua de remojo de las legumbres para que queden más tiernas o en el agua de cocción para que cuezan antes. Aunque no es un error, es mejor evitarlo porque el bicarbonato contribuye a destruir las vitaminas.
 Levadura  

Si quieres saber si la levadura que tienes en tu despensa esta caducada, en un vaso de agua caliente echa una cucharita de levadura: si forma burbujas puedes utilizarla.
 Limón

¿Sabías que el zumo de limón es un aderezo perfecto para ensaladas, carnes y pescados? Pues, para tu información, además de proporcionar un aroma suave a cítrico, aumenta la digestibilidad de los alimentos y también ayuda a absorber el hierro de los diferentes ingredientes.



No hay comentarios:

Publicar un comentario